La mayoría de mujeres han crecido con la fantasía de tener relaciones estables y románticas en la que el príncipe azul se vista de héroe, comparta los mejores momentos y sonría siempre a su lado, sin embargo, las cosas han cambiado con el paso inexorable del tiempo y es que las nuevas generaciones han tomado otras perspectivas del amor. Los estudios dejan en claro que los millennialls no quieren tener relaciones serias en estos tiempos tan controvertidos, y tal como dejan en claro las FuckBook opiniones es una tendencia inevitable que va acorde con las concepciones modernas del mundo.
La certeza señala que los jóvenes con edad comprendida entre 20 y 36 desean tener parejas con la que se pueda pasar planes y tener momentos mágicos, pero no con las que cerrar un compromiso duradero en el tiempo. Los millennialls no quieren tener relaciones serias porque, en gran medida, a estas generaciones les aturde la idea una relación para todos los días de la vida.
Los conceptos del amor eterno han pasado a un segundo plano y se ven como una fantasía inviable en momentos en los que abundan las facilidades para relacionarse. El “para siempre” de antes se ha transformado en “por los momentos” de ahora, dando un giro total al concepto de las relaciones que se sostenía hace unos pocos años
Las reglas para mantener una relación sin compromiso ahondan en tener algo muy bueno, pasajero pero de cierta forma no tan pasajero. El punto determinante es tener una buena conexión para disfrutar los momentos pero no sostenido todo el tiempo. Una compañía en los momentos de soledad en el que prevalezca la supervivencia personal y evadiendo el enamoramiento bajo el argumento de que puede ser una causa para un probable desamor eventual que pueda aparecer. El hecho de que los millennialls no quieren tener relaciones serias ha generado debates en cuanto al egoísmo y hedonismo de las nuevas generaciones, sin embargo, el punto importante es que la vida ha cambiado y que los preceptos del pasado han variado tanto. Los millenialls tienen relaciones con puntos distintos a las relaciones del pasado. No buscan etiquetas, tienden a salir y compartir mucho tiempo pero no se llaman novios ni parejas, llegando nada más al punto de ser solamente amigos con derechos. En estas relaciones el concepto de no comprometerse, de no regañarse, de no conquistarse a fondo prevalecen. Vale quererse, pero no rendir cuentas.
Las preguntas han estado en el tapete. Cuando a estas generaciones se le preguntan si su mayor deseo es ser feliz en pareja, la respuesta positiva es contundente, sin embargo, cuando se ahonda a fondo y se pregunta si el deseo es para siempre, llega una meditación y una especie de estado de alerta ante tanta prueba. Lo contundente es que se busca una entrega de a poco y no suele ser a la misma persona ya que prevalece la opción de una relación corta, o al menos de poco a poco sin sentirse atados para todo el tiempo. La asfixia de no poder salir de una relación es un temor que aparece en los más jóvenes y parece seguir creciendo.
Parte de las críticas establecen que hay un nivel muy alto de narcisismo en el que prevalece satisfacer las necesidades propias y no las en conjunto. Evadir la presión es un punto importante en un mundo que cada vez es más abierto en concepciones de la vida. Por esto, las ideas del pasado han quedado un poco sepultadas en líneas generales. Los millenialls han variado muchísimo con respecto a las relaciones estables de sus antepasados. Sin embargo, nunca hay absolutos. Siempre es posible encontrar personas que busquen una relación estable por encima de todo, por más que no sea lo más frecuente de todo.